Recuerda que si tus muebles tienen tejidos y fibras naturales, como sogas, mimbre, ratán, bambú u otros, deberás hidratarlos cada dos a tres meses para evitar el resecamiento. Pulverízalos con agua simple, o bien aplica mezclas aceitosas para que duren por años.
Una solución simple es pasar crema para manos sobre la superficie, repasando luego con un paño suave para quitar el excedente, aunque asegúrate de hacerlo en un día sin viento y de aspirar el tejido una a dos veces por semana, para evitar la acumulación de suciedad sobre el producto.